Cada vez que veo una niña gordita jugando en el parque no puedo evitar sonreirme con nostalgia.
Yo de pequeña era gorda, muuuy gorda. Con 9 años ya pesaba 50 kilos, pocos menos de los que peso ahora pero con la mitad de estatura.
Recuerdo que algunas personas idiotas (pediatra incluido) me machacaban constantemente con lo gordísima que estaba y que tenía que adelgazar.
También recuerdo a mi padre defenderme, decirles que me dejaran en paz o amanecerían con una cabeza de caballo bajo las sábanas (Grazie mille papá, sei il migliore!)
Yo era gorda, pero no me importaba.
Tenía muchos amigos en el cole, no me cansaba haciendo gimnasia y me miraba al espejo pensando que era la niña más guapa del mundo. Era feliz.
Además ser gorda tenía algunas ventajas, recuerdo los veranos en la piscina cuando a mis primas flacas se les ponían los labios moraos del frío y tenían que salir, yo podía seguir en el agua, retozando cual lechoncilla ¿quién dijo frío si tienes una capa de grasa para protegerte?
Empecé a no gustarme cuando la gente empezó a machacarme con que estaba gorda, aunque siempre fui una niña de carácter:
I- No es de señoritas comer cortezas de cerdo, engordan.
B- Tampoco es de caballeros decirle a las señoritas lo que no deben comer . Ahora que ya sabemos lo que no somos, ¿me devuelves la bolsa por favor?
Mi madre, cuando empezó a notarme tristona por el tema de los kilos intentó ayudarme: clases de ballet, baloncesto, comida sana... pero nada funcionaba. Es que a mí me gustaba comer!
Cuando tenía 14 años empecé el instituto, y fue ahí cuando todo cambió.
Mis amigas se compraban ropa bonita de la que no había mi talla, los chicos empezaban a "pedirles salir" y a mí no me hacían caso... vamos, todas esas cosas que tiene el mundo del complejismo adolescente, así que decidí tomármelo en serio y empecé a adelgazar, poquito a poquito, con esfuerzo, nada de pan, nada de fritos, fruta en la merienda...hasta hoy.
Reconozco que desde que soy delgada soy más feliz pero no porque tenga menos kilos, sino porque me quiero más.
Yo elegí cuando era el momento de adelgazar y así lo hice, por lo que quisiera decir a las mamás de niños gorditos que no se preocupen demasiado, tarde o temprano adelgazarán, lo elegirán ellos mismos.
Y si no adelgazan ¿que pasa? No pasa nada.
Hay niñas gorditas que no adelgazan y al crecer se convierten en princesas enormes y preciosas como mi
Cestina y otras que al crecer se convierten en gordas de mierda como
la choped. Pero en qué nos convertimos cuando crecemos no lo dan los kilos, ni la estatura, ni la guapura, lo da la personalidad de cada uno.
Si a un niño le gusta comer da igual que no le des Bollicaos, porque se los comerá a escondidas después de apretarse tres platos de judías verdes, así que paciencia, enseñemos a los chavales a comer y fomentemos el ejercicio físico pero sobre todo fomentemos el que disfruten, que se gusten, que se quieran, que sean felices y que ningún adulto capullo les haga jamás coger complejo.
La niña que llevo dentro y yo os deseamos una muy feliz tarde!